Antes de los Juegos Olímpicos: Icària

La chimenea de la fábrica Folch. Recuerdo del patrimonio industrial
Antes de formar un barrio, el sitio donde está la Vila Olímpica ahora fue parte del perímetro militar de la ciudadela militar construido por los borbones después de la Guerra de Sucesión en 1714. Por más de cien años, el sitio se quedaba vacío debido a la restricción por los reyes borbónicos que los barceloneses no podían expandir fuera de las murallas. En 1856, cuando se les permitió derribar las murallas, había un concurso para diseñar el ensanche de la ciudad.  El arquitecto catalán, Antoni Rovira i Trias, ganó el premio, pero otro arquitecto, Ildefons Cerdá, fue aprobado por el gobierno en Madrid en 1859. La ciudadela militar se quedó por diez años más, hasta que el gobierno en Madrid se la dio al Ayuntamiento de Barcelona para convertirse en un jardín público. 

Con el derribamiento de la ciudadela militar y el ensanche diseñado por Cerdá, el barrio de Icària se formaba como parte de Poble Nou, la gran zona industrializada afuera de las murallas. Tenía el nombre de Icària gracias a los antiguos socialistas utópicos. Continuaba siendo una zona industrializada por muchos años con fábricas y complejos como el de Folch que contenía fábricas de hielo, harina y destilados. Sin embargo, eventualmente se convirtió el barrio en una zona abandonada, sucia y fea, según una residente de la Vila Olímpica. Ella ha vivido allí por dieciocho años y recuerda tanto el barrio Icària como los Juegos Olímpicos. Se siente alegre que se ha convertido el barrio en una zona residencial después de los Juegos Olímpicos. 

Ahora, la única cosa que sobresale del legado industrial es la chimenea de la fábrica de harina Folch. El sistema de producción en la fábrica era el vapor, entonces se construyó la chimenea para hacerlo. Las chimeneas en Barcelona son protegidas por el Ayuntamiento de Barcelona como parte del patrimonio industrial porque era tan importante en Barcelona que fue la primera ciudad española de industrializar. Por esta razón, Barcelona tiene mucho orgullo en su patrimonio industrial y ahora, hace muchas cosas para preservarlo.

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